domingo, 30 de octubre de 2011

Patricia Heras o la creatividad asesinada.

Esta es la historia de Patricia, o de cómo el engranaje presumiblemente justo y perfecto del Estado de Derecho es capaz de engullir y devorar a una de sus criaturas más brillantes.
Lúcida e inteligente estudiante de Filología en la Universidad de Barcelona, transgresora como sólo lo pueden ser los y las grandes creadoras, en la línea de los llamados poetas malditos, vivaz e inadaptada a una sociedad desnaturalizada y cosificada, que espera de sus integrantes el silencio y la sumisión absoluta, mágica mujer henchida de sensibilidad e imaginación rompedora, poeta al fin y al cabo, que anticipó su desgraciada suerte en uno de sus posts " Susi" :

"Hoy me llama una amiga de Madrid y me da la triste noticia,
nuestra verdadera Nancy rubia se arrojó como una diosa por el puente de Segovia hace dos días.
Qué romántico final,
maravillosas vistas desde uno de los lugares favoritos de los suicidas de Madrid,
ni los muros de cristal que pusieron hace años para contener el dolor de los más sensibles han podido frenar tan valiente y triste salto al vacío."

Fragmento escrito el 1 de diciembre del 2008.

Poseía, sin saberlo, hasta ese don : el de la clarividencia. No podía ser de otro modo. Incluso su muerte tuvo que ser a imitación del de las grandes heroínas de la Antigüedad Clásica, que tanto veneraba.
Hay que cuestionarse cómo una persona inocente puede ser imputada por un delito que no ha cometido y  hasta que punto es justa la pretendida presunción de veracidad de las fuerzas de seguridad del Estado. Fueron dos agentes los que declararon como testigos, asegurando haber visto a Patricia en el lugar de los hechos y como parte activa del grupo de okupas que se enfrentaron a los agentes que ejecutaban el desalojo del CSO. Debemos preguntarnos cómo es posible que fuera juzgada y condenada.
Pero sobre todo, debemos interrogarnos por el asombroso silencio con que la prensa y la sociedad acogió la noticia de su muerte. Meses más tarde de que sucediera, el periodista Gregorio Morán, escribía el siguiente artículo:



 Escribo estas líneas, con la voluntad de rendir un homenaje póstumo a una compañera de estudios, a la que seguramente conocí en el Aribau, repasando apuntes o en el bar de la Facultad, haciendo alguna de aquellas campanas productivas en las que nos dedicábamos a hablar de arte y política. Con el deseo de que su memoria perdure y más aún que pueda haber algún valiente letrado, abogado de las causas perdidas, que solicite la revisión de su caso, para que la verdad salga a la luz y de alguna manera se le devuelva la inocencia a una persona injustamente condenada.
Escribo estas líneas para llenar el inmenso vacío que deja la muerte de una buena mujer, de una poeta, de una soñadora, cuyo espíritu nos ha sido arrebatado por la sinrazón de un sistema viciado, capaz de dejar en la más absoluta indefensión a una ciudadana inocente. Escribo con la esperanza puesta en movimientos de base como el 15-M, cuya semilla encierra la voluntad popular de devolver la justicia a la política y la razón de ser a una democracia enferma, responsables directas de casos  lamentables y trágicos como el que nos ocupa.
Mientras llega ese momento, después del  heróico vuelo hacia la nada de Patricia,  nos quedamos con sus hermosos y atormentados versos.

Me pagaste el viaje en un avión de madera
que flotando entre dos mundos me llevo hasta tu libertad.

No hacia falta solitarios y yermos páramos trenzar
para llegar a ahogar delirios locos
de infantes humillados por ciencias inexactas,
que miden con desprecio el sabor de una marea desbocada.
Ni tan siquiera mirar con rabia destinos de historias no afinadas
que resuenan virulentas en fagocitas entrañas luminosas y sombrías.

No hacia falta, pues,
borrar las huellas del sueño que nunca llego a existir,
ni asesinar por la espalda platónicos destellos de tedioso avance.

No hacia falta matar con ambas manos deseos,
delirios y sentencias rotas,
ni ahogar con besos largos el incipiente dolor.

Ni hacia falta regurgitar mudos lenguajes
y vomitarlos hasta hacerlos resonar huecos y dolorosos
en cada exhalación cadenciosa del lacerante veneno
que significa tu inexistencia.

Solo una cosa quería…dejarme marchar

Os adjunto el link del blog de Patriciahttp://poetadifunta.blogspot.com/